Las enfermedades de tran
El problema de la extensión de las enfermedades de transmisión sexual a nivel global no se debe únicamente a la falta de información sino más bien a la indolencia de las personas o a su despreocupación. Es decir, muchas personas conocen los riesgos que implica adquirir una de las enfermedades de transmisión sexual pero no son conscientes de que esos mismos riesgos los corremos nosotros mismos. En otras palabras: creemos que somos infalibles y usualmente pensamos: “eso no me sucederá a mi”. De esta forma, en muchas ocasiones tenemos sexo desprotegido porque creemos que: “una sola vez no sucederá nada”.
Primeramente debes conocer que a veces, sobre todo si se mantiene un sexo vigoroso, las paredes de la vagina o el ano sufren pequeñas lesiones. Estas lesiones casi siempre son tan pequeñas que ni siquiera son percibidas y usualmente se curan solas pero se convierten en una puerta de entrada perfecta para las enfermedades de transmisión sexual. Es por ello que los especialistas recomiendan mantener siempre un sexo protegido con preservativo, ya sea el femenino o el masculino, ya que el tejido resistente con el cual están construidos no permite que los agentes patológicos puedan transmitirse.
No obstante, todas las patologías de orden sexual no se transmiten por los fluidos corporales, ejemplo de ello son los herpes, que a veces pueden provocar el contagio por el simple contacto con la piel, aún cuando ésta parece sana. Por ello, no basta con realizar sexo protegido, es importante mantener una adecuada higiene en las zonas íntimas y desarrollar una sexualidad responsable, lo cual implica conocer profundamente a la otra persona y reducir el número de parejas sexuales.
A no ser quieras ser madre, para lo cual hay muchos trucos para quedarse embarazada, protégete.








