Uno de los fenómenos a los que más atención se suele prestar a la hora de saber si se ha dado lugar o no la fecundación del óvulo se trata del sangrado de implantación. Este fenómeno fisiológico que puede padecer la mujer trae consigo numerosas consultas online relacionadas no solo a sus características distintivas, sino también a los síntomas asociados con ella para determinar cuando debe interpretarse un sangrado como indicio de posible embarazo.
A lo largo de esta entrada procederemos a hablarte en detalle acerca del sangrado de implantación, aclarando para ello algunas de las dudas más populares que se tienen en relación con este fenómeno y que, una vez resueltas, te proporcionarán de información suficiente como para saber cuando un sangrado está asociado a la implantación del óvulo y cuando a un proceso menstrual.
¿Cómo saber si es un sangrado de implantación?
El sangrado de implantación se trata de un fenómeno fisiológico que se da en tres de cada diez mujeres y que, a diferencia de lo que cabría esperar, no sigue un patrón fijo, sino que presenta diferentes aspectos que pueden variar en función del caso. Sin embargo, sí que es cierto que podemos establecer una serie de rasgos relativos al sangrado a los que podemos prestar atención para determinar si, en efecto, debe su origen a la implantación del óvulo fecundado. Por ejemplo, la textura de la sangre que emanada durante el sangrado de implantación suele ser más ligera que la esperada en la menstruación, y su color es rojo oscuro casi marrón. En lo que respecta a su intensidad y abundancia, estas suelen ser mucho menores que las que cabrían esperar del sangrado de regla.
¿Cómo es el sangrado de implantación y cuándo ocurre?
El sangrado de implantación, tal y como hemos explicado en el apartado anterior, supone un sangrado menos abundante, y en ocasiones intermitente, que se da lugar entre los 10 y 14 días posteriores a que se produzca la fecundacion del óvulo. Dicho óvulo, una vez fecundado, se adhiere al revestimiento uterino y provoca un sangrado debido a la rotura de pequeñas venas y arterias en el tejido, que suele ir acompañado de otros síntomas, entre los cuales encontramos: dolores en la zona pélvica, molestias en los pechos, náuseas, vómitos… entre otros.
¿Cuánto dura el sangrado de implantación?
Otro de los aspectos a los que se suele prestar atención para determinar si un sangrado está asociado al proceso de menstruación o a la implantación de un óvulo fecundado se trata de la duración del mismo. Así, el tiempo que implica este fenómeno conocido como sangrado de implantación suele oscilar entre los dos y tres días. Existen casos en los que, sin embargo, este sangrado puede producirse de forma intermitente o durar hasta los 48 días. Recuerda que siempre podrás recurrir a las consultas con ginecólogos en caso de que necesites determinar la verdadera naturaleza de tu sangrado.
Después del sangrado de implantación, ¿qué sigue?
El sangrado de implantación se da lugar durante las primeras semanas de gestación, debido a la rotura de algunos de los pequeños capilares del endometrio que se produce una vez el embrión consigue adherirse a la pared interna del útero. Lejos de ser un proceso violento, esta implantación por parte del embrión deberá llevarse a cabo perfectamente en el tejido del endometrio para asegurar, de esta forma, el intercambio de nutrientes entre la madre y el embrión.
Una vez se ha ejecutado la implantación del óvulo fecundado con éxito, el proceso que le sigue es la gestación, durante la cual el embrión irá adquiriendo los nutrientes necesarios para desarrollarse adecuadamente.
¿Cuántos días después del sangrado de implantación aparecen los síntomas?
Los síntomas asociados al sangrado de implantación aparecen prácticamente al mismo tiempo que el propio sangrado y, si bien suelen ser algo molestos, no son nada de lo que preocuparse. Entre los síntomas más comunes que suelen sufrir las mujeres con sangrado de implantación, encontramos:
– Cólicos: aunque sean dolorosos, los cólicos asociados al sangrado de implantación son más leves que los de la menstruación. En caso de que estos dolores sean muy intensos, se recomienda acudir a un especialista que pueda determinar con precisión la causa de los mismos.
– Náuseas: pasadas unas horas del sangrado, es posible que se sufran náuseas.
– Otros síntomas comunes del embarazo: mareos, sensación de fatiga, hinchazón de los senos, vómitos… etcétera.
¿Cómo puedo saber si el sangrado es por embarazo?
Si bien los síntomas listados en el apartado anterior están relacionados con el sangrado de implantación, pueden deberse también a un proceso menstrual. A continuación vamos a listarte algunos aspectos relacionados con el sangrado de implantación a los que deberás prestar atención para determinar si, efectivamente, el sangrado de implantación se debe o no a un embarazo:
– La duración del sangrado es muy escasa y menor que la de una menstruación normal. Este punto puede llevar a confusión, pues hay casos en los que este sangrado puede llegar a durar hasta 48 horas, mientras que en otros apenas llega a los minutos sin volver a repetirse nunca más.
– El aspecto del sangrado de implantación es muy distinto al de la menstruación normal. Se parece mucho al sangrado del final de la regla, de colores oscuros casi marrones. En caso de encontrar un color más intenso en el sangrado, puedes descartar el embarazo.
– La cantidad emanada durante el sangrado de implantación es mucho más escasa y no presenta coágulos.
¿Cómo descartar la implantación?
Teniendo en cuenta la información descrita en el apartado anterior, podemos descartar la implantación si:
– El sangrado dura más de dos días.
– El aspecto del sangrado presenta colores rojos intensos. Al final de la regla, sin embargo, los colores se vuelven muy parecidos a los del sangrado de implantación (rojos oscuros casi marrones)
– La cantidad de sangrado es abundante y puede presentar coágulos.
Si detectas que se cumple cualquiera de estos puntos, podrás concluir que, efectivamente, el sangrado se debe a la menstruación. En caso de presentar más dudas acerca de este fenómeno, recuerda consultar con un experto sanitario que pueda asesorarte y contestar todas las preguntas que puedas tener al respecto.