El glifosato está generando una gran controversia desde el punto de vista ambiental y toxicológico, teniendo detractores y defensores, en los últimos tiempos. Probablemente hayáis oído hablar de esta sustancia pero no sepáis muy bien de qué se trata. Pues bien, os lo contamos. El glifosato es un herbicida que se utiliza para eliminar algunas plantas, como las malas hierbas, y en los últimos años, su uso está generando un gran debate debido a las consecuencias negativas que puede llegar a tener.
¿Qué es el glifosato y para qué se utiliza?
Fue descubierto por John E. Franz en el año 1970. Esta sustancia la absorben las hojas de las plantas al ser inyectada en las mismas, o en los troncos y tallos. Además de inyectarse, también puede pulverizarse, teniendo el mismo efecto.
Este efecto es, precisamente, matar las plantas, reteniendo su crecimiento a las pocas horas de aplicarse. Aunque su cambio no se produce hasta días después, cuando empiezan a apagarse y morirse.
Es el herbicida más utilizado en la actualidad. Se trata de un compuesto químico que, además de conseguir su objetivo de eliminar las plantas, altera el ecosistema, porque no solo se usan para eliminar sino también para prevenir. Por su eficacia, se usan en la agricultura y también en jardines o en ciudades, pudiendo llegar a ser tóxico.
Su uso se puede ver, sobre todo, en el cultivo de caña de azúcar, como desencante, incrementando la concentración de sacarosa, en la fruticultura y silvicultura, y en ambientes acuáticos, para acabar con la hierba que no se desea.
En las ciudades, donde se muestra al alcance de los ciudadanos, el glifosato se aplica en las aceras y en el pavimento para eliminar toda la hierba sobrante que aparece, contribuyendo al aumento de la contaminación. Este compuesto penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos. Es decir, el glifosato se encuentra en lo que comemos, y en el agua que utilizamos para beber y para ducharnos.
El glifosato: un herbicida que produce consecuencias negativas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo califica como “probablemente cancerígeno”, y lo clasifica en el Grupo 2A, siendo los productos que se encuentran en el Grupo 1 “carcinógeno”, y los que se encuentran en la siguiente clasificación, el grupo 2A, menos malignos, designados como “probablemente carcinógeno para el ser humano”. Además, se ha constatado que estar en contacto con esta sustancia o recibirla de manera indirecta puede producir linfoma no Hodgkin y cáncer en animales.
La ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) también ha dado su veredicto sobre el tema, argumentando que el glifosato es una sustancia tóxica para la vida acuática y que, por lo tanto, no colabora en el mantenimiento de las especies marinas.
Estados como California, ya han incluido esta sustancia dentro del listado de productos cancerígenos. En Europa han surgido diferentes acciones iniciadas por los ciudadanos, como la recogida de firmas, que ha llegado a más de un millón que solicita su prohibición. Una utilización masiva tiene efectos negativos en el medio ambiente y en la salud de los seres humanos y de los animales. Puede ser causa de enfermedades mortales, como el cáncer.
Muchas asociaciones, que se han creado a causa de este ‘problema’, lo consideran un peligro por su toxicidad. El uso de esta sustancia está prohibido en lugares como parques infantiles o en situaciones como los días en que hay precipitaciones, ya que su uso solo es efectivo si han pasado ocho horas sin llover. Este es un punto importante, porque de lo contrario, podría tener consecuencias más negativas aún.
Contamina y afecta a la salud
La fumigación de cultivos con herbicidas e insecticidas como el glifosato afecta al medio ambiente de manera considerable porque también trae consecuencias sobre la polinización, siendo tóxico, aunque muchos afirmen que bastaría con aplicar el glifosato antes de que las plantas florezcan.
El glifosato es el herbicida más vendido del mundo, no obstante, en ciudades como Barcelona, su ayuntamiento ya lo ha prohibido en los jardines de la ciudad. Esto ha sido con el objetivo de tomar medidas tras las declaraciones de la OMS y por la apuesta por una ciudad más verde y menos contaminante.
El glifosato puede evitarse, dejando crecer la mala hierba, que se consideran el alimento necesario para la supervivencia de una gran cantidad de especies y una buena apuesta para la conservación de los suelos. Cada planta tienen su función y muchos apuestan por ellas.
Además, el modelo de agricultura aplicado en España tiene que cambiar para amoldarse a la petición del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, que pide reducir un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello, da un plazo de 10 años.
La contaminación es otra de las grandes causas por las que el glifosato debería estar prohibido en España. Los niveles a los que nos situamos en los últimos años alertan de la necesidad de contribuir al bienestar del medio ambiente y a la reducción de la contaminación de manera exclamatoria.
Uno de los países que más cantidad utiliza es Estados Unidos. Países como Italia y Francia opinan que el glifosato debería estar prohibido por sus efectos negativos, mientras que España está a favor de su uso. En nuestro país, existen actualmente más de 100 productos que contienen este herbicida, autorizados para la agricultura, la silvicultura, la jardinería e incluso la aplicación doméstica.
Desde su descubrimiento, se han aplicado más de ocho mil millones de kilos de glifosato alrededor del mundo, lo cual es un problema grave en lo que a contaminación se refiere. Miles de hectáreas son rociadas con glifosato cada año en España y la probabilidad de sufrir sus efectos negativos aumenta cada día.