El castizo barrio de Lavapiés está convirtiéndose en el «hotel de Madrid». Es la zona turística más deseada por los viajeros que van a pasar unos días de descanso a la capital. Un fenómeno que está teniendo efectos catastróficos sobre la población madrileña de la zona, los vecinos y la configuración del centro de la ciudad.
El «efecto Airbnb» provoca la gentrificación en Lavapiés
La zona de Lavapiés está situada en el centro de Madrid. Está pegada a muchas de las atracciones turísticas que ofrece la ciudad. Además, es el barrio más de moda. El más multicultural y artístico, equivalente en espíritu y atmósfera a Montmartre en París. Esta magia y protagonismo le han convertido en objetivo de un feroz asalto inmobiliario.
Muchos de los pisos y apartamentos de Lavapiés están siendo adquiridos por empresas pasa su uso turístico. Entre albergues, hostales, hoteles y pisos de alquiler turístico, el barrio se ha ganado el mote de «el hotel de Madrid». Esto hace que los alquileres de vivienda se eleven o incluso desaparezcan, complicando la vida a los habitantes de la zona. Es el llamado «efecto Airbnb» que ya se ha dado en ciudades como Ámsterdam y Nueva York.
Las empresas hoteleras buscan zonas con mucha demanda turística y convierten las casas en apartamentos para alquilar por días o semanas. Si comparamos las cifras, podemos ver que Airbnb cuenta con más de 1.700 pisos y habitaciones en Lavapiés. Una cifra muy similar a la que se alcanzó en Barcelona en 2014, momento en el que estallaron las protestas y se exigió la regularización de estos negocios por parte del Ayuntamiento.
El problema está en que, una vez se agotan las viviendas para uso turístico, estas empresas comienzan a poner sus miras en las viviendas residenciales. Desplazan a los vecinos a golpe de compra de los pisos o elevando los alquileres de forma excesiva. Esto hace imposible poder continuar viviendo allí y produce una gentrificación, obligando a los habitantes a marcharse del barrio.
La gentrificación de Lavapiés comenzó antes del boom turístico
La migración de los habitantes del castizo barrio madrileño no es totalmente culpa de este «efecto Airbnb». Comenzó antes de la crisis económica, cuando el Ayuntamiento rehabilitó la zona y atrajo a las clases medias profesionales. Esto son jóvenes creativos y emprendedores que compartían terreno con ancianos, inmigrantes y trabajadores. Un efecto similar al del barrio Malasaña. Esto elevó la atracción del barrio, llenándose de cadenas y comercios que turistificaron la zona y desplazaron al pequeño comercio.
Así, esta desaparición de las zonas residenciales en Lavapiés se achaca a dos fenómenos. Por un lado, la atracción por parte de las grandes cadenas, espacios de ocio y empresas turísticas por un lado. Y por el otro, los inversionistas que compran pisos en la zona y los alquilan para su uso esporádico por viajeros y turistas. Ahora ya no hay tercera edad, inmigrantes o jóvenes recién independizados. El habitante típico de Lavapiés lleva maletas, mapas y cámara de fotos.
La resistencia de Lavapiés: gentrificación VS habitantes
Tradicionalmente, los vecinos de Lavapiés son activistas. Se implican mucho en las políticas del barrio y en la defensa de las libertades públicas que afectan a su zona de residencia. Ante esta gentrificación y desaparición de pequeños comercios tradicionales han surgido muchos movimientos. Estos luchan contra la especulación, el detrimento de la zona, los desahucios y las subidas de alquiler.
Uno de los movimientos más potentes es Lavapiés, ¿dónde vas?. Una plataforma que asegura que “en Lavapiés, solo en el último año, más de mil viviendas se han dedicado solo a dar cobijo a turistas. Hay edificios enteros solo con pisos turísticos. La gentrificación de Lavapiés es bestial. Se ha convertido en un lugar donde hacer negocio y eso acaba por expulsar a quienes vivimos aquí”.