Uno de los platos de nuestro país más conocidos en todo el mundo sin duda es el gazpacho, una receta que siempre se toma fría y típicamente en temporada veraniega. Existen tantas variedades locales y hasta caseras que la lista se haría prolija, por esta razón podemos reducir la receta gazpacho a los ingredientes básicos que debe contener necesariamente para poder ser calificado como tal.
Existe amplio consenso en que los ingredientes imprescindibles para la receta gazpacho son el aceite, siempre de oliva, el vinagre y las hortalizas crudas, singularmente los tomates, pepinos, pimientos, cebollas y ajo que le darán su habitual colorido rosa anaranjado.
Como otras recetas ancestrales que pasan de generación en generación se desconocen sus orígenes concretos, pero resulta incuestionable que es un plato típico y genuinamente andaluz. No solo por su denominación internacional, sino por los datos históricos que se poseen de antecedentes de la receta que se remontan a la ocupación árabe, cuando la Andalucía actual se llamaba Al-Andalus.
El gazpacho en sus orígenes
Se conoce que por aquella época, el plato precursor de la moderna receta gazpacho, consistía en una mezcla de miga de pan con aceite de oliva y vinagre que se comía en las zonas rurales del sur de España por el campesinado. Con el trascurso de los siglos fue evolucionando mediante la adicción de ingredientes, se tiene el dato de que fue en el siglo XIX cuando se empezó a hacer la receta gazpacho con tomate. Esta evolución es quizá una de las razones de la existencia de tantas variedades de receta gazpacho tanto calientes como fríos por la zona y que se extienden hasta Portugal.
Hoy las recetas están bien fijadas localmente, así la variedad de receta gazpacho caliente se da en La Mancha, de ahí su denominación de gazpacho manchego, aunque existen versiones andaluzas. Pero las típicas y más conocidas son las variedades frías singularmente el gazpacho rojo, el ajo-blanco y el salmorejo que incluye pan.
El gazpacho andaluz
El gazpacho por antonomasia, el rojo, porque hay variedades blancas y verdes, es un plato con una consistencia semejante al puré, muy refrescante y por tanto típico plato de verano. En Andalucía hay infinidad de formas de prepararlo; la variedad es tal que el debate está servido diariamente. No obstante, hay consenso en que la receta gazpacho rojo suele elaborarse en el poniente andaluz mientras que la receta gazpacho blanco es más propia del centro y levante de la región, dejando la verde para la zona de Sierra Morena y Sierra de Huelva.
Propiedades del gazpacho
Se estima que su consumo regular aumenta las defensas del organismo contra varios tipos de cáncer, por lo que es importante incluirlo en una dieta equilibrada. Es muy rico en vitaminas dado que gracias a sus ingredientes podemos encontrar vitamina A, C, E, hidratos de carbono, fibra, antioxidantes, carotinoides, compuestos fenólicos y abundantes minerales como fósforo, hierro, calcio, magnesio, manganeso, zinc, cobre, potasio y sodio. Por su composición salina y de fibra se le considera una bebida isotónica rehidratante con efectos saciantes, muy adecuada en cualquier dieta.
Ingredientes para cuatro personas necesitamos;
- 1 kg de tomates maduros
- 1 pimiento verde
- 1 pepino
- 1 cebolla
- 1 o 2 dientes de ajo
- Un trozo de pan aunque el gazpacho típico no lo lleva
- 3 cucharas soperas de aceite de oliva
- Vinagre de cualquier tipo y en cantidad al gusto
- Sal
Preparación del gazpacho
- Se comienza lavando concienzudamente toda la verdura, puesto que se va a tomar cruda, es necesario que quede bien limpia.
- En un recipiente grande tipo bol o ensaladera se incorporan los tomates cuarteados en trozos.
- A continuación se incorpora el pepino y la cebolla pelados, y junto al pimiento verde bien troceados.
- Seguidamente en caso de incorporarlo se trocea el pan y se le añade un poco de agua para que se ablande.
- Mientras reposa se pelan los ajos y se añaden al recipiente junto con todos los demás ingredientes.
- El siguiente paso es aderezar con el aceite de oliva y el vinagre en una proporción suficiente para que no quede muy liquida la mezcla.
- Se tritura todo con una batidora hasta que adquiera la consistencia de una salsa líquida.
- Finalmente se pasa la mezcla resultante por un colador fino con el fin de que no queden restos de los ingredientes y para que la textura de la salsa resulte suave y agradable al paladar, se le pone sal a gusto particular y listo.
Es recomendable dejarlo reposar en frigorífico durante algunas horas, dos como mínimo, para que adquiera la temperatura idónea para su consumición. Para presentarlo nada mejor que la intuición personal, no obstante los entendidos recomiendan servirlo en cuencos o platos hondos con un buen acompañamiento de trocitos pequeños de pimiento, tomate, cebolla y pepino.