Los amantes del café disfrutan de una taza de esta bebida en muchos momentos del día, tanto por la mañana cuando se despiertan como inyección de una dosis de energía, como después de comer o por la tarde para sustituir al postre y ayudar al proceso de digestión. La forma de preparar el café ha ido desarrollándose a lo largo de los años. En un principio, esta bebida se preparaba por el denominado método ‘turco’. Esta técnica consistía en poner al fuego un recipiente con agua y café molido. Después de hervir la mezcla, esta se dejaba reposar para que los posos del café pudieran quedarse en el fondo para perder los aromas sobrantes y lograr el sabor agriado propio del café. Después aparecieron las cafeteras italianas básicas que actualmente cualquier joven puede ver guardadas en casa de sus abuelos. Estas funcionaban echando cierta cantidad de agua en la parte inferior, donde se genera vapor de agua cuya presión empuja el agua a través del tubo del cacillo del café y del filtro. El líquido filtrado asciende por el tubo superior hasta llegar a la cámara recolectora.
Todas estas tareas se han ido simplificando con el paso de los años, tanto por rapidez como por comodidad de la producción de la bebida. La revolución llegó con la aparición de las máquinas de cápsulas, como las cafeteras dolce gusto. Cada marca fabricadora de estos aparatos utiliza sus propias cápsulas, combinando diferentes variedades de café para dar lugar a distintos sabores. Lo único que se debe hacer para obtener la bebida es introducir una cápsula y seleccionar la dosis de agua adecuada, que suele indicarse en los envases. Normalmente, los cafés espresso necesitarán menos cantidad de agua que los largos.
Este tipo de máquinas no mancha diferentes utensilios para poner en ellos el café o para calentar la leche, ya que dichos productos ya vienen incluidos en las cápsulas. Esto significa que la limpieza es otra de las ventajas de este sistema, que también ayuda a la protección del medio ambiente a través del ahorro de agua.
El café tostado y molido que llega a las diferentes empresas de fabricación de productos de este tipo se introduce en las cápsulas mediante unos dispensadores y se tapa herméticamente con papel de aluminio, de manera muy rápida para no perder su aroma y conservar todo su sabor. Todas estas cápsulas están perfectamente equipadas y preparadas para que la cafetera pueda extraer su café, de forma que la bebida quede completa y perfecta. Las máquinas disponen de un sistema de agujereado de la lámina de aluminio, a través del cual envían agua caliente a gran presión para extraer el café y depositarlo en la taza.
Casi todas las cápsulas llevan unos 7 gramos del producto, que es la cantidad necesaria para preparar un café a la altura de los mejores establecimientos cafeteros. Además, las grandes marcas ofrecen la posibilidad de comprar cápsulas sin gluten para que las personas alérgicas a esta sustancia puedan tomar su café preparado en casa con total tranquilidad.