Cada persona es un mundo, y también una piel, reflejo de muchos aspectos, tanto los que tienen que ver con la genética, como los que están más relacionados con el estilo de vida. Y cada piel necesita un cuidado específico. Existen muchas cremas faciales naturales, pero descubrir cuál es el tipo que más se adecúa a tu necesidad es lo más importante, ya que te ayudará a mejorar lo que quieras y, además, te evitará estar cambiando de una crema a otra hasta dar con la (quasi) definitiva – y es que sólo los diamantes siguen siendo para siempre.
Antes de entrar de lleno en cómo saber qué crema debes usar dependiendo del tipo de piel o de los beneficios que quieres conseguir, es importante pararse a reflexionar que los hábitos del día a día también influyen en aspectos como la sequedad, las arrugas, las líneas de expresión o la grasa.
Estos hábitos tienen que ver con la alimentación, pero también con cómo te relacionas con tu entorno: con tu trabajo, tu familia o tu pareja. Cómo interfiere en tu vida el estrés o si vives momentos de ansiedad. Por eso, siempre se aconseja partir de ahí, porque el bienestar físico no se puede entender sin el bienestar y tranquilidad mental y viceversa y el mundo de la piel tampoco se queda atrás.
Y también influye la propia naturaleza de la piel y su reacción al contacto con el aire (frío, caliente o contaminado). Encontrar el equilibrio entre la alimentación y el estilo de vida unido al uso de productos naturales será la clave para sentir una piel sana, cuidada y con la que te sientas a gusto.
Crema facial natural: componentes y propiedades
A continuación, enumeraremos algunos de estos productos naturales, para qué sirven y cuáles son sus beneficios dependiendo del tipo de piel:
Menta: utilizado en cosmética por sus propiedades refrescantes y equilibrantes a la misma vez que protege por su función antiséptica y antimicrobiana. Es ideal para pieles grasas o con impurezas.
Bambú: mejora la elasticidad y tiene efecto matificante. Es un producto perfecto para pieles de tipo mixta que, en combinación con otros elementos que se encuentran en la naturaleza, como el hamamelis, ayuda a mantener la piel hidratada constantemente. Además esta flor de importancia milenaria, también tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que vendrá bien en momentos puntuales, incluso para aliviar el dolor de las varices o quemaduras si se producen.
Té verde: aplicado a distintos productos del mundo de la higiene (champú, gel, etc.), también está incorporado a menudo en las cremas naturales ya que tiene el poder de oxigenar la piel, proporcionándole mayor elasticidad y mejorando la sensación de suavidad y vitalidad.
Aloe vera: es conocido por sus propiedades regeneradoras e hidrante. Usado ya incluso como alimento, el aloe vera, además, es bueno también para limpiar impurezas, por lo que existen algunas soluciones jabonosas que ayudan en este sentido.
Rosa Mosqueta: como el aloe vera, se caracteriza por su función regeneradora así como por la rejuvenedora, atrasando la aparición de las arrugas y protegiendo de factores externos como las quemaduras del sol o la aparición de manchas.