¿Sientes que no descansas lo suficiente y en las mañanas te levantas con dolor de espalda? Entonces deberías replantearte si tu cama cubre tus necesidades básicas en cuanto a confort y comodidad. Lo más seguro es que si es una cama heredada o de muchos años, haya cumplido su propósito y te esté avisando que necesitas renovarla.
Lo que sí es seguro es que en la elección de tu próxima cama debes ser cuidadoso y analizar factores como el espacio, la superficie, el soporte y el acceso, al final del día este es el lugar donde pasas la tercera parte de tu vida.
El espacio
El espacio de la cama es fundamental y debe ser suficiente para que puedas apoyar todo el cuerpo cómodamente. Mientras más amplia sea la cama mayor garantía de comodidad tendrás, pero siempre estarás condicionado a la cantidad de metros que tengas en tu habitación.
Cuando estés eligiendo la cama debes probarla tumbado al menos 15 minutos, para comprobar que puedes girarte sin dificultad. Si es matrimonial debes ir con tu pareja ya que pueden tener diferentes constituciones. Generalmente se recomienda que la cama mida 20 cm más de la atura de la persona más alta, para que queden 10 cm sobre la cabeza y debajo de los pies.
Las camas Double aunque están diseñadas para dos personas no son las ideales para un matrimonio, las opciones más aconsejables para tener suficiente espacio son las Queen Size, las Olympic Queen o las King Size, que son las de mayor tamaño que existen.
El acceso
La altura de la cama también es importante para que te sientas cómodo al acostarte y levantarte. Si la cama es para una persona mayor o que tiene problemas de movilidad, se recomienda una altura entre 50 y 55 cm para un acceso fácil. Debajo de la cama la atura mínima debe ser de 30 cm, principalmente para realizar las tareas de limpieza en la habitación.
La superficie
La elección del colchón es cuestión de preferencia personal y tienes tres opciones: blando, duro o muy duro. Estas características varían de una marca a otra, pero por regla general ambos extremos son perjudiciales. Un colchón demasiado duro provoca rigidez y es tan malo para la espalda como uno muy blando.
Si es demasiado blando no sostendrá lo suficiente el cuerpo, por lo que no se recomiendan para personas con mucho peso. Como no existe ninguna receta mágica debes probarlos todos, hasta encontrar uno de firmeza media, ni demasiado duro ni demasiado blando.
Si quieres no fallar en tu elección, los colchones viscoelásticos son uno de los colchones más fiables del mercado. La espuma de estos colchones distribuye el peso uniformemente, lo que evita puntos de presión que pueden desembocar en futuros dolores. Además son colchones perfectos para parejas, pues el movimiento no se trasmite, lo que hace que no notemos tanto el movimiento de nuestras parejas.
El soporte
También debes elegir un soporte flexible para tu colchón, es lo que se conoce como el somier. Esta elección es un tanto complicada por la cantidad de materiales y tecnologías que se utilizan en la actualidad, por lo que ponerte al día puede ser una buena idea.
Además la elección del somier va a estar condicionada por el colchón elegido o viceversa. Si elijes un somier de láminas de fibras o de madera que facilitan la ventilación, vas a poder disponer de un mayor número de posibilidades de tipos de colchón. Ahora, si el somier es metálico o de otro tipo menos transpirable, debes usar colchones de látex o espuma preferentemente. De cualquier manera lo ideal para tener un dúo ganador es que elijas tanto el somier como el colchón de la misma marca, y de ser posible que vengan juntos.
Finalmente te recomendamos optar por un cabecero y un pie de cama, estos pueden ser útiles si dispones de espacio, ya que te sirven de apoyo y lucen estéticamente muy bien.