El organismo necesita moverse, ejercitarse, y correr es un deporte tan completo como que no entiende ni de género ni estados físicos, aunque es recomendable adaptar ritmos y objetivos a cada persona. El running es una actividad física que puede realizar cualquier persona, lo que se certifica en el aumento del número de corredores y de eventos relacionados con el atletismo.
El running está en pleno auge porque genera una serie de beneficios para el organismo. Apunten los siguientes: se liberan tensiones y se gana en autoestima y bienestar; como ejercicio aeróbico posibilita un aumento del gasto calórico y se evita que el cuerpo gane peso; el organismo gana en salud y se fortalece frente a virus porque se mejora el sistema respiratorio y cardiovascular; se sociabiliza al juntarse con otros corredores y, por supuesto, sirve para completar una serie de objetivos personales, como puede suceder en otros deportes. Alcanzar metas y superarse, y en este caso sería, por ejemplo, cómo correr más rápido.
¿Por qué me canso muy rápido al correr?
Aquellas personas que ya cuentan con unos cuantos kilómetros en sus zapatillas revelan cuál es la frontera más complicada de superar por aquellas personas que comienzan a correr. No es otro límite que comenzar a correr y no agotarse de manera fulgurante durante las primeras zancadas. Si se supera ese umbral, el running será un aliado perfecto para mantener un estado saludable.
Entonces, ¿cómo superar ese momento de agotamiento exprés? Primeramente, toda persona es diferente en términos médicos. Es decir, influyen aspectos básicos como la edad, el peso, el estado físico y la motivación. Es decir, si el primer día nos ponemos como objetivo correr alrededor de 5 kilómetros con un ritmo alto, a buen seguro que vaciaremos nuestros depósitos energéticos y nos cueste volver a ponernos las zapatillas de correr. La solución pasa por trazar un correcto plan de entrenamiento, de menos a más, con el que vayamos ganando resistencia y efectividad, consiguiendo esa meta de correr más rápido sin notar el cansancio.
Evitar esa sensación de fatiga no sólo es consecuencia de los factores mencionadas, sino también de no mantener una correcta alimentación, la cual es imprescindible para dotar de gasolina a los músculos. Esto puede explicarse si nuestra ingesta de carbohidratos no es óptima. La fórmula correcta está en ingerir 90 gramos por cada hora de ejercicio. De lo contrario, la energía desciende, aumentan las pulsaciones, se nota una fatiga asfixiante y correr es imposible.
Y, en consecuencia, si falta energía, el músculo no reacciona como debería hacerlo cuando se realiza un ejercicio aeróbico. La fatiga provoca que el sistema nervioso note ese cansancio y se repercuta en los músculos, con la consiguiente pérdida de fuerza. El rendimiento es consecuencia de todo un mecanismo perfectamente engranado, aunque siempre es posible encauzarlo con ejercicios para correr más rápido. Todo es cuestión de entrenamiento, adaptándolo a cada organismo.
Consejos para correr más rápido y mejorar la resistencia
La práctica del running no se simplifica en correr, sino que hay que saber cómo correr, en aprender a gestionar varios elementos que ayudan a correr más rápido. Hay que seguir una serie de consejos que te ayudarán a mejorar, progresivamente, tus capacidades de velocidad, potenciando tu resistencia, evitando un agotamiento prematuro y, en definitiva, disfrutar de correr.
Partiendo de factores indicados anteriormente (edad, estado físico, años de experiencia, etcétera), cada persona deberá implementar una planificación de entrenamiento. Siendo realista y sin prisas. Y sin verse superado, lo que puede propiciar que deba revisarse esa planificación. Asimismo, siempre que el presupuesto, lo permita, es aconsejable contar con la ayuda de un entrenador personal, el cual nos guiará hacia el objetivo de una manera sólida y alcanzable.
La gestión de la respiración es clave para correr más rápido, así como para disfrutar de este deporte, puesto que, si no respiramos bien, nos cansaremos más. Es decir, hay que saber inhalar y exhalar correctamente para que ese oxígeno cumpla su misión en tu sangre. El músculo necesita oxígeno, no sólo energía. ¿Cómo conseguirlo? Basta con recordar esta sencilla fórmula: inhalar aire dando dos zancadas y exhalar ese aire en las dos siguientes zancadas. Aquellas personas que, aparte de correr, se manejen en natación o yoga partirán con ventaja.
El llevar una postura rígida (y no encorvada como suele verse en determinados corredores), unas zapatillas ideadas para el running, el descanso mínimo de las 8 horas tradicionales, el adoptar un circuito idóneo a las características físicas (de menos exigente a más complicado); estar acompañado de otros corredores o vigilar qué alimentación se tiene, como veremos más adelante, siempre ayudarán a mejorar ese objetivo de correr más rápido.
¿Cómo correr más rápido sin cansarse? Técnicas y ejercicios
Los anteriores consejos quedan inválidos salvo que se apliquen una serie de directrices que contribuyen a que cada persona, en función a sus variables físicas, aumente su capacidad de velocidad. Apunten algunas técnicas y ejercicios sencillos:
Entrenamiento:
Ningún runner mejora su condición en pocos días. El entrenamiento es clave en la mejora del aumento de velocidad, mejor resistencia y menor cansancio. Hay que ir de pocos a más kilómetros, alternando carrera constante con cambios de ritmo. De igual manera, hay que alternar terrenos llanos con otros más empinados. El ganar fuerza muscular en el gimnasio es un buen complemento. Las flexiones y sentadillas son otro ejercicio recomendado. Se fortalecen músculos y huesos; se disfruta más de correr.
Core:
Esta palabra quizá no sea tan desconocida, todo principiante (y no) debería trabajar todos aquellos músculos de zonas lumbares, pélvicas y abdominales. Son músculos que ayudan a la estabilidad de todo el cuerpo, de toda la columna, y esenciales a la hora de correr y evitar lesiones.
Estiramientos:
Se corra de manera intensa o no, cualquier runner debe completar una tabla de estiramientos antes y después del ejercicio físico. Y saber hacer correctamente estos ejercicios es clave. Quizá sea oportuno dejarse guiar por un entrenador. Los músculos, lo agradecerán.
Alimentación:
Aunque no sea un ejercicio, cuidar los alimentos que se ingieren es otra técnica que ayuda a correr más deprisa. Hay que recordar que los alimentos proporcionar gasolina al organismo. No sólo atender a la dieta, sino saber cómo distribuirla, pues tan importante es comer antes del ejercicio como recuperar las fuerzas.
Descanso:
No sólo a las horas de dormir (que oxigenan todo el organismo), sino a los masajes que un masajista profesional pueda aplicarnos con el propósito de recuperar los músculos.
¿Qué tomar para correr más rápido?
Hay alimentos que ayudan a los runners; son alimentos que proporcionan energía y son esenciales para correr rápido. Antes de enumerarlos, una recomendación: si se quiere establecer alguna dieta o planificación de deportista asiduo al running: consulten con un nutricionista. ¿Y qué alimentos ayudan a correr más deprisa? La avena ayuda a mantener los niveles de azúcar y dotar de forma constante energía a los músculos. La avena proporciona manganeso, selenio y magnesio.
Los plátanos son un clásico gracias a que tienen altos valores de carbohidratos y potasio. Y ayudan a no sufrir calambres, como sucede con las semillas de chía, las cuales son buenas por aportar ácidos grasos omega-3. El arroz también es un buen alimento que puede ingerirse previo a una carrera. Como sucede con todas aquellas verduras con hoja verde, puesto que aportan hierro, vitaminas (C y K) y calcio que favorecen a que no se note la fatiga. Y, por supuesto, el chocolate. Pura energía para esos días de carrera y desgaste importante. Según varios estudios, el té y la cafeína también favorecen a los runners, aunque, como decíamos, cada organismo es diferente y lo mejor es consultar con un nutricionista.