Normalmente, un niño o una niña comienzan su adolescencia entre los diez y los doce años, y la termina a los diecinueve o veinte. Es una época difícil tanto para los padres como para los propios adolescentes, ya que sufren cambios biológicos, sexuales, sociales y psicológicos sin casi haberse enterado.
Existen muchas situaciones por las que un niño o adolescente necesite acudir a un psicólogo
Los adolescentes tienen conductas que quizás justifiquemos en “el pavo” cuando lo que realmente hay detrás es un desajuste psicológico que debe ser tratado por especialistas. Os vamos a contar unos ejemplos de conductas que deberían ser tratadas por un especialista, para que no llegue a mayores y radique en un problema psicológico grave.
Ansiedad
La ansiedad es un problema psicológico que puede verse reflejada a la hora de afrontar los estudios, de relacionarse con otros adolescentes y no saber cómo atajar esta situación. Si el adolescente no se trata la ansiedad, puede acarrear estrés y limitaciones sociales en el futuro.
Dudas de identidad
La adolescencia es una época de nuestras vidas en donde todo es nuevo. El amor, la sexualidad y los lazos de amistad son tan intensos que no se puede llegar a ninguna conclusión clara, creen que estos aspectos están ahí y que su comportamiento es el normalizado. La contaminación televisiva en los valores de los adolescentes está muy presente, llegando a creer que lo que nos ocurre a nosotros es idílico, creando grandes decepciones y fuertes miedos.
Situaciones familiares inestables
La ruptura del matrimonio entre los padres, problemas en la relación padres-hijo/a, problemas de adicciones en los cónyuges… pueden hacer que los adolescentes desarrollen agresividad, conductas agresivas o incluso situaciones donde existe una clara falta interés en el día a día y graves faltas en el sentido de la vida. Estas situaciones se tienen que atajar rápidamente y ponerlas en las manos de un psicólogo especialista. A veces no hay más solución que acudir a un experto que pueda comprender todas las versiones, en este caso un psicólogo.
Experiencias traumáticas
Este tipo de experiencias han de ser tratadas desde el primer momento (la muerte de un ser querido, la vivencia de un hecho grave…). Si este tipo de experiencias no se tratan, en el futuro los miedos serán latentes, pudiendo sufrir hasta a graves depresiones de las que, siendo mayores, es más complicado salir. Por ello se recomienda asistencia psicológica.
Adicciones
En esta época de nuestras vidas somos más conscientes de que el mundo no está lleno de ositos de peluche y juguetes. Comenzamos a salir por las noches y observamos que existen las drogas, y en algunos casos, los adolescentes necesitados de nuevas experiencias, caen en un bucle que es muy complicado de salir. En innumerables casos, los padres no son conscientes de que su hijo/a adolescente tiene un problema de adicciones, y cuando quiere darse cuenta, el problema es muy grave. Pero no ocurre solamente con las drogas. Las compras, el móvil o los videojuegos hacen que poco a poco las consultas psicológicas se llenen de casos relacionados con estos temas. A veces la adicción viene por motivos psicológicos, el adolescente utiliza esta herramienta como vía de escape a sus problemas. Una psicóloga o psicólogo podría ayudar a determinar mejor la situación.
En resumidas cuentas, cuando nuestro hijo es adolescente, tenemos que estar con mil ojos para que su salud mental no vaya mal, por lo que una visita a un especialista nos puede ahorrar muchos sufrimientos, tanto a los padres, como a los propios adolescentes.