Vivimos en un mundo en el que reina la prisa. Las jornadas de trabajo se vuelven intensas, el número de tareas se convierte en una lista infinita y el estrés es un «no parar» que nos acompaña en nuestro día a día. Sin embargo, el ritmo frenético que nos rodea no debe dejarnos olvidar que nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan momentos de paz y tranquilidad. Aunque cada persona tiene sus trucos y métodos, la utilización de velas para decorar nuestro espacio de relajación y confort es una de las técnicas más recurrentes. El universo de este producto es hoy en día enorme gracias a iniciativas como Tusvelas, donde la oferta de velas va más allá de las formas y colores.
Se cree que el origen de este producto se remonta a la época de los antiguos egipcios, quienes impregnaban los juncos en grasa animal, para después encenderlos. Hay quienes aseguran, que en ciertas épocas pasadas, las velas llegaron a ser productos comestibles, ya que se han hallado textos que narran cómo en ciertas ocasiones de fuerte hambruna los soldados recurrían a ellas para poder sobrevivir. Se cuenta también que en la antigüedad ciertos pueblos creían que si se observaba con atención a través de la llama de las velas podrían ver a los dioses, a los espíritus e incluso predecir lo que pasaría en el futuro. Además, en épocas pasadas las velas han ayudado a distintas civilizaciones a controlar el paso del tiempo, precisamente gracias al tiempo que tardaba la llama en derretir por completo la cera.
Desde entonces, las velas han ido cambiando de usos y de formas, pero la fascinación por este producto no ha podido desaparecer, probablemente debido al bienestar que nos proporciona su presencia. De hecho, sin que a veces nos demos cuenta, las velas siempre nos acompañan y se vuelven incluso imprescindibles en momentos clave de nuestras vidas: durante la celebración de fiestas de cumpleaños, cuando sufrimos un apagón en casa o cuando necesitamos simplemente desconectar.
Poco se sabe de las propiedades curativas de las velas, pero lo cierto es que su presencia en nuestro hogar trasmite un abanico de sensaciones positivas. Son capaces de iluminar cualquier espacio, añadir calidez a cada rincón de nuestra casa y consiguen crear y recrear ambientes mágicos en cuestión de segundos.
De menta, eucalipto, canela, vainilla, mirra… En el mercado encontramos velas de todo tipo de olores que ayudan a darle a nuestra casa un ambiente muy agradable. La variedad llega también a las formas, donde encontramos desde las más tradicionales hasta las más innovadoras. Pero sin duda, la última innovación en el mundo de las velas ha llegado de mano de las velas led.
Comprar este tipo de velas supone una de las mejores elecciones, ya que mantienen por un lado las ventajas y propiedades de las velas tradicionales y al mismo tiempo eliminan cualquier tipo de riesgo que pudieran suponer aquellas. Esto se debe a que las velas led funcionan con pilas o baterías recargables, por lo que no es necesario una llama natural que podría convertirse en un riesgo si nos quedamos dormidos sin haberlas apagado o si las velas se encuentran en un lugar donde hay niños pequeños. Al mismo tiempo, como ocurre con las velas más tradicionales, las velas led pueden ser también de cera y tener olores y colores diferentes. Todas estas características hacen que al encenderl una vela nuestro entorno se vuelva más amable, que nuestra actitud cambie, acercándonos más al descanso, a un momento de confidencias e incluso a un ambiente de romanticismo.
Por otra parte, las velas ofrecen un sinfín de posibilidades y las ideas para decorar con velas nuestro hogar son infinitas. La clave se encuentra en la creatividad a la hora de fabricar el portavelas que las acompaña o el lugar de la casa en el que las colocamos.
Una de las ideas más original, y ecológica al mismo tiempo, consiste en reutilizar envases de alimentos. Por ejemplo, un tarrito de yogur o una lata de conservas pueden convertirse en el mejor soporte, ya que además de contribuir al reciclaje, nos permite colocar nuestras velas en cualquier espacio sin miedo a estropear la superficie de nuestros muebles.
Otra idea original es la que propone la interiorista y estilista Mónica Klamburg. Esta especialista propone dar a nuestras velas un toque natural, además de aromático, para lo que propone vaciar frutas como por ejemplo las naranjas, los limones o las manzanas y colocar en su interior las velas dándoles a estas un aspecto muy colorido.
En las noches de verano, colgar nuestras velas en las ventanas o en el balcón de nuestra casa es una de las mejores elecciones para generar un ambiente de paz y relax. En invierno, las velas son la mejor compañía mientras descansamos, trabajamos delante del ordenador o mientras leemos plácidamente un libro.