No siempre que estamos enamorados tomamos precauciones a la hora de mantener relaciones sexuales. Nos dejamos llevar por la confianza y esto puede producirnos infecciones o enfermedades de transmisión sexual. El herpes genital es uno de los problemas que pueden aparecer en nuestras partes más íntimas. Os explicaré brevemente de que se trata, es una infección transmitida sexualmente causada por un virus. Sus principales característicos son multitud de episodios que se pueden contemplar con erupciones de pequeñas ampollas, que se acaban transformando en llagas. Suelen ser dolorosas y aparecen en los genitales, depende de la persona se intensifican en mayor o menor intensidad.
Cualquiera puede ser portador, pero no desarrollarlo. Si eres activo sexualmente puedes adquirir el herpes genital, manteniendo el contacto con una persona infectada. Además, mediante relaciones de sexo oral cabe la posibilidad de que también te infectes a pesar de que la otra persona no tenga ningún síntoma de herpes genital.
Poner precauciones para evitar el contagio no es abstenerse a mantener relaciones sexuales, sino por ejemplo usar preservativos. De esta forma, la probabilidad disminuye, pero es necesario tener cuidado si la infección se encuentra en las nalgas o muslos ya que se transmite de igual forma. Si el virus se encuentra en los labios también es necesario protegerse, ya que es bien probable que se contagie hacia los genitales. También es necesario decir que no se contagia mediante tazas, toallas, gel de baño y cosas por el estilo. Lo necesario es evitar el contacto de piel con piel infectada.
Si te contagias acude a tu médico junto a tu pareja, otros medios caseros son: Baños de sal para calmar y secar las lesiones producidas, hielo, uso de ropa interior poco apretada con mejores resultados de algodón, un baño frío o tibio también evitara el dolor que produce, beber muchos líquidos. La primera medida preventiva es protegerse.