Los diamantes son considerados como uno de los minerales más apreciados en todo el mundo. De hecho, por su apariencia estética son vistos como joyas muy valiosas que se regalan en momentos especiales. De acuerdo a un amplio estudio de investigación global sobre la industria del diamante llevado a cabo por el CVD (Chemical Vapor Deposition, es decir de las empresas que se dedican a crear estas joyas de forma sintética) se ha llegado a la conclusión de que los mercados donde tienen más presencia es en América del Norte (concretamente en Estados Unidos, México y Canadá), en Europa (con Francia, Italia, Reino Unido, Rusia y Alemania) y en Asia (en países como China, Japón, La India y Corea) Es precisamente en estos mercados asiáticos donde su producción está aumentando de una manera exponencial porque requieren de puestos de trabajo, la mano de obra es barata y ya cuentan con toda la tecnología necesaria para poder desarrollar este mercado.
Se calcula que en todo el mundo el valor que llega a suponer el valor de la joyería supera los 68.000 millones de euros. De esta cantidad, 25.000 millones corresponden a diamantes pulidos y el mayor mercado se encuentra en los Estados Unidos (EEUU). De acuerdo a una de las empresas líder en extracción de estas piedras, De Beers, en EEUU la demanda de diamantes llegó a superar el 42% a nivel mundial en el año 2014. La compraventa es, por tanto, una realidad constante puesto que el número de minerales preciosos es limitado (más allá de los que se pueden crear artificialmente) y es aquí donde entra la importante labor desarrollada por la GIA (Gemological Institute of America o lo que es lo mismo el Instituto Gemológico de América), que es una institución que no tiene ánimo de lucro y cuyo objetivo está en investigar y formarse en el campo de la joyería y las gemas para proteger a compradores y vendedores cuando se lleva a cabo una transacción.
En el caso de los países miembros de la Unión Europea éstos se alzan con el segundo puesto como importadores de diamantes pulidos pero la economía de los últimos años y las crisis han supuesto un verdadero cambio y este sector también se ha visto afectado. En la actualidad la mejor opción para todos estos países es comprar estas joyas en países de América Latina, ya que es allí donde la moneda se encuentra devaluada si se compara con el euro.
Por su parte se calcula que América Latina llega a mover más de 7.000 millones de euros al año en la venta de joyería y Asia se perfila, cada vez más, como un consumidor importante de diamantes, aunque la situación económica a nivel mundial ha frenado algo esta tendencia, pero sí que se mantiene como líder en la compra de oro, de acuerdo al mismo informe del CVD.
¿Es mejor invertir en oro o en diamantes?
Llegados a este punto serán muchos los que se estén planteando cuál es la mejor inversión posible si el oro o los diamantes y la respuesta es clara: el oro gana por goleada.
El oro ha sobrevivido durante miles de años a la prueba del mercado y, a día de hoy, todavía resiste por lo que se le considera como una excelente inversión y siempre hay una mayor demanda de éste que de diamantes. Además, los precios del oro están estandarizados y controlados; la mayor parte de los gobiernos emiten bonos de oro y los bancos ofrecen préstamos a cambio de este mineral.
Por su parte los diamantes no cuentan con precios estandarizados a nivel mundial. Por este motivo si se desea vender un diamante lo mejor es recurrir a una empresa que de confianza y ofrezca garantías de que tiene a un tasador en su equipo con el que se podrá lograr el mejor precio posible en el mercado. En el caso de que se trate de diamantes en color (que son mucho más raros de encontrar) o de joyas de diseño, éstos pueden llegar a tener un valor superior precisamente por el hecho de ser más exclusivos.
No hay que olvidar que muchos diamantes se han puesto en circulación en el mercado de manera artificial por lo que siempre que se quiera adquirir uno de ellos sólo queda ponerse en manos expertas para saber por lo que, de verdad, se está pagando.
Tampoco hay que pasar por alto que los diamantes, a diferencia del oro, no se les puede considerar como un activo líquido, de los cuales se pueda obtener de manera rápida su valor en dinero. Tan sólo algunas empresas hacen esto.
A todo lo ya comentado hay que añadir que, en el caso de tratarse de un diamante que forma parte de algo (como puede ser un anillo) esto mismo ya hace que se devalue. Como cada día se descubren nuevos diamantes y muchos de ellos se destinan a usos industriales, quien quiera invertir en materias primas su mejor apuesta pasará por el oro.